Narración

Luchar

19 abril

No te miro desde que te fuiste. No quiero mirarte desde que acaricias otros cuerpos intentando recordar la única sensación que tenías cuando  algún día acariciaste el mío. 

Desde que te siento ausente vivo en un continuo huracán de pensamientos a lo largo de mis horas.

Fuiste inevitable, o evitable, pero imposible querer evitarte. Vi arte representado a duras penas en pieles oscuras y rasgadas. Vi artistas sin lienzo ni pincel que imaginaban todo bajo un puente en un papel. Vi vías de escape hacia una felicidad que ellos imaginaban. Vi antebrazos y piernas marcados ya de por vida... Esas vías de escape demasiado transcurridas. 

Como estar en medio de una carretera un día lluvioso en el que nada te ha salido bien.

Viene un coche a toda velocidad y entonces te planteas seriamente quedarte ahí en medio quieto, inmóvil. Batiendo un nuevo récord  de doscientas quince vueltas de cabeza por segundo... Pero nunca lo haces. Aunque no lo creas, nunca has querido hacerlo. Por muchas cosas malas que sucedan te seguirá siempre una consciente voz dentro de ti animándote a luchar.
La voz que me anima a luchar sigue siendo la tuya, porque siempre creíste en mi cuando el resto del mundo fallaba.

Narración

Infinitos finitos

05 abril

No prometamos un para siempre, no. Esta vez no.
Difícilmente puedo entender porque la gente quiere tener a alguien para siempre, es irónico... Tu vida no va a durar eternamente, ni la de nadie de los que están a tu alrededor, así que olvídalo y deja de intentar impresionarte a ti mismo con esas estúpidas promesas que están de sobra.

No vas a decirme que hace cinco años eras igual que ahora.
Difícilmente conservaras algún viejo amigo que sea igual de raro que tu y que vaya cambiando junto a ti con el tiempo, pero ni tu forma de pensar, ni tu forma de sentir van a ser iguales, si siquiera parecidas.
Y eso es aún más irónico... Dejemos de buscar detrás de cada esquina esos infinitos que por ley, nunca van a llegar. Es estúpido, como nosotros.

Lo quieras creer o no, es así, y lo creas o no... Hoy quemé tus cartas. Leídas día tras día sin que tu lo supieras. A veces con amor, a veces con desolación, a veces con rencor.
Tus cartas las conozco de memoria: trecientos noventa y dos líneas. mil trescientas cuarenta y siete palabras, ciento veintiséis comas, noventa y tres acentos ortográficos y ni una sola verdad. 
Sesenta y ocho puntos, algunos suspensivos y éste punto final.