Solo restan.
Latidos.
Suspiros. Horas.
Domingos en los que me haces falta. Domingos carentes
de luz. Domingos de terrazas mojadas. Domingos de sábanas llenas, pero domingos vacÃos.
La ciudad ardÃa
tras su silueta desnuda.
Sujetaba con una
mano el cigarrillo
y con la otra mi
vida.
Y yo sentÃa que
el fin del mundo estaba tan cerca, que podÃamos ir
caminando hacia él.
Quizás el destino
no es más que otro lugar de paso, y la salvación
esté en lanzarse hacia lo desconocido.
Porque no es en lo
desconocido donde encontramos personas que simplemente pasan por nuestra vida, sino personas que
la atraviesan, nos rasgan, nos
manchan, nos mojan, nos escriben una historia.
Y derrumban
nuestras paredes, dónde alguna vez escribimos las poesÃas más bellas.
Y se van y nos arruinan.
Pero si os fijáis
bien veréis que esto no son ruinas, son cimientos.
y luego volverás a mi
y yo seguiré esperándote.
y yo seguiré esperándote.